En el verano de 2024 fui con mi hija Laia a la Posada El Sestil y la experiencia fue excelente desde el primer momento. El acceso por carretera ya anticipa lo especial del lugar: un recorrido precioso entre montañas, con muchas curvas, pero que merece totalmente la pena por las vistas y la tranquilidad que vas encontrando al llegar.

El alojamiento es acogedor y tiene un encanto auténtico, pero lo que realmente destaca es la comida, que fue espectacular durante toda nuestra estancia. Platos caseros, bien elaborados y con sabores de la zona que se agradecen muchísimo. Además, el trato de quienes gestionan la posada es inmejorable: cercanos, atentos y siempre dispuestos a ayudar.

Desde el hotel hicimos una excursión preciosa pasando por los Molinos de Dobres hasta llegar al cercano pueblo de Cucayo. Es una caminata muy agradable que lleva alrededor de 40 minutos hasta un mirador con unas vistas impresionantes.

Al día siguiente aproveché para hacer una ruta en bicicleta de montaña. Fue un recorrido algo exigente, pero las vistas y el entorno natural hicieron que valiera completamente la pena.

En resumen, una estancia fantástica en un lugar encantador, con una atención excepcional y una gastronomía que destaca por sí sola. Sin duda, un sitio totalmente recomendable al que esperamos volver.

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